domingo, 10 de junio de 2007

Sobre el asesinato de un policía destacado

Demasiado valiente

Publicado en Enfoque - Reforma

Por Laurence Pantin

(10-Jun-2007).- Una cruz de hoja de palma está apoyada sobre la vitrina que guarda una Virgen de Guadalupe. Al lado, en un marco ceñido con un moño negro, se ve la foto de un uniformado de rostro joven y redondo, con pómulos rosados, lentes rectangulares, y una discreta sonrisa, secundada por unos ojos risueños que miran a la cámara sin vacilar.
A unos pasos del altar, en la pared de la sala de juntas del cuartel policial, destaca la consigna siguiente: "La valentía con inteligencia te lleva al éxito, la valentía sin razón al fracaso".
Estas palabras son las que veía Ernesto Rivera Reyes todos los días al llegar a saludar a sus compañeros, cuando fungía como subdirector del sector Cuajimalpa de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.
Éstas son las palabras que pareció olvidar el policía, cuando a sus 36 años fue ascendido a jefe del sector Buenavista por su desempeño ejemplar.
Quince días después de su transferencia, falleció en un tiroteo contra unos delincuentes que sorprendió durante un asalto. Una bala atravesó su abdomen sin encontrar resistencia ya que no llevaba su chaleco antibalas.
Esta bala puso fin al sueño de Rivera Reyes. "Logró lo que quería: ser director. Desgraciadamente no lo llevó a cabo más tiempo", declara la policía segundo Juana Sánchez, colega de Rivera Reyes desde su ingreso a la corporación.


El asalto

Buenavista es conocido por ser un sector peligroso, en contraste con Cuajimalpa. Sin embargo, Rivera Reyes estaba muy animado cuando supo de su transferencia.
La felicidad se acabó el 26 de marzo pasado, cuando Rivera Reyes y su nueva escolta, Luis Alberto León Huerta, realizaban su rondín de rutina. Al llegar al cruce de las calles de Amado Nervo y Doctor Enrique González Martínez, en la colonia Santa María la Ribera, Rivera Reyes se percató de que dos sujetos asaltaban a un hombre que iba en bicicleta. Se bajó de su camioneta para intervenir, según Guillermo Zayas, entonces fiscal de Homicidios de la Procuraduría capitalina.
En ese momento, un cómplice de los ladrones que aguardaba en un taxi coral, se bajó y le disparó al uniformado, alcanzándolo en el abdomen. Pese a ser herido, Rivera Reyes logró accionar su arma y lesionar a uno de los maleantes, antes de que éstos se dieran a la fuga en el taxi y en un Chrysler Spirit negro.
Para evitar ser detectados, los delincuentes abandonaron el Spirit a la vuelta del lugar de los hechos. En el vehículo con placas 619 RXC, las autoridades encontraron un revólver calibre 38 especial a la vista y otro igual en una puerta oculta. La bala que alcanzó a Rivera Reyes es de 9 milímetros, por lo que el tiro provino de otra arma que aún no se ha encontrado.


La muerte

Ese día, el artista plástico Boris Viskin fue al banco a retirar dinero para pagar los gastos de su boda prevista para dos días después. Salió del banco con 45 mil pesos en efectivo y se fue en bicicleta. Cuando lo interceptaron dos sujetos en una esquina, no opuso resistencia ya que vio que uno de ellos portaba un arma. "Yo no quise jugar al héroe. Entregué el dinero y todo pasó en cinco segundos", cuenta Viskin.
Cuando los sujetos empezaron a alejarse, Viskin vio a un policía acercarse e intervenir. "Sonaron varios disparos y desafortunadamente, él que tuvo mejor puntería fue el ladrón", comenta.
Ernesto cayó al lado de Boris, quien pasó su celular a una transeúnte para llamar una ambulancia mientras él sujetaba al policía herido. "Le pedía que aguantara, que se quedara conmigo", explica el pintor con emoción.
La ambulancia llegó en un par de minutos, pero Ernesto ya había fallecido, sin alcanzar a decir nada.
Guadalupe Cano, esposa y madre de uno de los tres hijos de Rivera Reyes, estaba en su trabajo de abogada en un Ministerio Público cuando llegaron dos policías. "Entonces, empiezo a marcarle a mi esposo porque como que sentí algo", cuenta Guadalupe.
Él no contestó pero se acercó una compañera y le avisó que quería hablar con ella. "Le dije: 'No, Licenciada, no me diga nada.' Me dice: 'Sí, tu esposo está muy grave, lo acaban de herir y tienes que ir'", recuerda Cano sin poder contener unas lágrimas.
Cuando ella llegó a la Procuraduría, pensó que "a lo mejor estaba lesionado y no le había pasado nada. Pero salió una abogada y nos preguntó que quién iba a hacer el reconocimiento. Así fue cómo confirmé lo que había pensado".


¿Imprudencia, falta de apoyo o mala suerte?

Ahora, los familiares de Rivera Reyes buscan explicaciones. "Me pregunto qué fue porque él era una persona muy viva, muy precavida", señala su esposa. "No entiendo qué fue lo que pasó".
"Seguramente la situación salió fuera de control, porque él era muy cuidadoso", confirma el comandante de patrullas José Medina Corona, quien hizo equipo con Rivera Reyes en el sector Coyoacán por ocho años.
Sin embargo, Rivera Reyes también gozaba de la fama de ser "atrabancado", comenta su colega, María Cristina Morales, jefa del sector Yaqui, vecino de Cuajimalpa. "No quería morirse, claro está. Pero quería siempre estar presente en las emergencias", añade.
"Atrevido", "muy osado" son adjetivos que usa su cuñado, Laureano Cano, para calificar a Rivera Reyes. "Simplemente tomaba su decisión e iba de frente", estima. "Creo que fue la razón de que haya fallecido. Porque, ¿cuántos jefes de sector están sentados en su patrulla, reportan el hecho y esperan a que lleguen los refuerzos?".
Algunas dudas persisten para determinar si la muerte de Rivera Reyes se debió en parte a una imprudencia. Para empezar, si el reglamento establece la obligación de llevar un chaleco antibalas, ¿por qué no lo portaba ese día?
"Él siempre lo llevaba", asegura su mujer. "Inclusive a veces me comentaba: 'Hace un calorón, pero hay que portarlo'".
Pero, de acuerdo con Morales, "es como una costumbre de que los mandos no utilicen el chaleco".
Tampoco queda clara la actuación del escolta de Rivera Reyes, Luis Alberto León Huerta. El comunicado 406/07 de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, fechado del 26 de marzo, expone que "de acuerdo a la versión de testigos, los uniformados descendieron de la unidad y empezó el forcejeo entre las partes" que llevó a la muerte del jefe de sector.
"Aprovechando el desconcierto de los disparos el segundo asaltante golpeó en el rostro al policía que acompañaba a Rivera reyes (sic), para auxiliar a su acompañante y huir del lugar".
El boletín concluye: "El acompañante del Jefe de Sector, el policía León Huerta, persiguió a los ladrones a pie y observó cuando huyeron en el vehículo Chrysler Spirit".
Sin embargo, el entonces fiscal Zayas asegura que León Huerta no fue golpeado por los asaltantes. "Él se quedó atrás", expone. "Como es una agresión instantánea, ve correr a los sujetos hacia el lado contrario a donde él viene y sale corriendo detrás de ellos con el arma en la mano. Pero no los alcanza porque suben rápido a los vehículos y se dan a la fuga del lugar. Ya no puede detenerlos".
Enfoque buscó a León Huerta en el sector Buenavista en repetidas ocasiones para recabar su testimonio, pero nunca se le encontró en su lugar de trabajo.


Buscando a los responsables

Al encontrar rastros de sangre en el Spirit abandonado, las autoridades infirieron que uno de los asaltantes había sido lesionado, por lo que elementos de la policía judicial se trasladaron a diferentes hospitales para realizar un rastreo. Cuando un hombre herido de bala en el glúteo llegó al Hospital Balbuena, él y su acompañante fueron detenidos y reconocidos de inmediato por los testigos, explica Zayas.
El herido fue identificado como Juan Carlos Tovar Quintana, de 24 años, y su acompañante como Antonio Quinto Hernández, de 26. Ambos fueron consignados ante el juez penal en turno del Reclusorio Preventivo Oriente por homicidio calificado. Podrían obtener una pena de hasta 50 años de cárcel.
Hora y media después, llegó una mujer al Ministerio Público de Iztapalapa para denunciar el robo del Spirit involucrado en el asalto. Después de ser trasladada a Homicidios para ser interrogada, confesó que su concubino le había hablado para pedirle que hiciera la denuncia porque "le había salido mal un tiro", informa Zayas. Identificada como Edith García Santamaría, la mujer también fue consignada.
Las autoridades siguen buscando a otros dos presuntos responsables, uno de los cuales accionó el gatillo del arma que mató a Rivera Reyes. Uno ha sido identificado mas no detenido y tiene amplios antecedentes, según Zayas. También es posible que otra persona, aún sin identificar, haya participado en los hechos.
"Nada va a hacer que mi esposo regrese con nosotros", comenta Guadalupe Cano. "Por lo menos, sé que su muerte no va a quedar sin castigo".


Jefe exigente y atento, héroe para sus hijos

Cuando tenía ocho años, Ernesto caminaba con su mamá cuando un hombre le faltó al respeto. Indignado, el pequeño pidió a un policía que interviniera. Al ver la disposición del uniformado a ayudar, Ernesto confirmó su vocación de ser policía.
"Me preguntaba mi familia que qué quería ser cuando fuera grande, y siempre les decía que policía", declaró en una entrevista a Metro en 1997.
Entró a la corporación en 1992 y después de seis meses en la Academia de Policía, fue asignado al sector Coyoacán, donde se desempeñó como policía raso durante 10 años. Recibió numerosos reconocimientos al valor policial, el más destacado siendo el de "Policía del Año" en 1997. En 2002, subió de grado a policía tercero, y en 2005, a policía segundo. Ese año, obtuvo el puesto de subdirector del sector Jamaica. Después, desempeñó ese cargo en el sector Arenal y luego en Cuajimalpa, antes de ser nombrado jefe de sector en Buenavista.
Su exigencia hacia sus subordinados le valió algunos roces, pero también "trataba de enseñarnos y ayudarnos", declara Marisela Alvarado Contreras, quien fue su escolta en Cuajimalpa.
Ahí, no era extraño escuchar su voz fuerte por el radio a las 11:30 de la noche, pese a que su turno había acabado, animando a sus tropas: "Aplíquense! ¡Vamos bien, muchachos! Ven cómo la presencia inhibe".
También dejó un muy buen recuerdo entre los vecinos de Arenal, a quienes proporcionaba su número de celular para que lo llamaran en caso de emergencia, cuenta Clementina Hernández del comité de vecinos de la colonia Caracol. Victoria Cázares, del comité vecinal de Arenal, recuerda el 10 de mayo pasado, cuando Rivera Reyes regaló rosas a todas las integrantes del comité para el día de las madres.
Finalmente, nunca dejará de ser un modelo para sus hijos. En una carta redactada en 2000, Édgar, hoy de 17 años, escribía: "Es el mejor héroe que conozco, porque juega conmigo y me da seguridad para hacer de mí un triunfador". Para Carlos Ernesto, de 4 años, su muñeco de Supermán es su papá. De vez en cuando, marcaba al celular de su padre y pretendía ser su "pareja".
Su mamá, Guadalupe Cano, aún no ha encontrado la manera de explicarle al pequeño que su padre ya no regresará y le inventó un viaje. "Quizás sea una mentira cruel", reconoce, "pero se identificaban totalmente. Va a ser un dolor para él".

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