domingo, 25 de noviembre de 2007

Balance del primer año de gobierno de Felipe Calderón (empleo y política exterior)


Un año de altibajos: ¿Presidente del empleo?


Publicado en Enfoque - Reforma


Por Laurence Pantin


(25-Nov-2007).- El 1o. de diciembre del 2006, en el Auditorio Nacional, el presidente Felipe Calderón fijó las tres prioridades de su gobierno: seguridad, generación de empleos y combate a la pobreza. La lucha contra el narcotráfico acaparó los esfuerzos gubernamentales al arranque de la administración. Hoy, en el saldo hay decomisos históricos, extradiciones de grandes capos y algunos golpes a bandas locales, pero también una lista de más de 2 mil ejecutados y un consumo creciente de estupefacientes.
Presentarse como el "Presidente del empleo" pareció ser redituable para Felipe Calderón en campaña, pues una encuesta de Mitofsky realizada en abril de 2006 señalaba que el 42 por ciento de los entrevistados asociaba la palabra "empleo" con el candidato panista, mientras que solamente 21 por ciento de ellos identificaba a su rival perredista, Andrés Manuel López Obrador, con esa palabra. Sin embargo, a un año de tomar el poder, Calderón está lejos de cumplir sus promesas en la materia.
A lo largo de su campaña, el panista se comprometió a generar entre 1 y 1.2 millones de empleos cada año, la cantidad de puestos de trabajo necesaria para cubrir la llegada de jóvenes al mercado laboral. Sin embargo, el pasado 18 de octubre el Presidente se congratulaba por la creación de 825 mil empleos registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social de enero al 15 de octubre, al considerar que esta cifra es muy superior a los 600 mil nuevos empleos que las mejores previsiones estimaban podrían crearse a principio del año.
Algunos empresarios, como Armando Paredes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, objetaron que parte de esos 825 mil nuevos empleos no son plazas nuevas, sino puestos de trabajo que ya existían sin haber sido reportadas al IMSS.
De hecho, los niveles de desempleo no han bajado, pues el promedio de la tasa de desocupación en 2007 es de 3.75 por ciento de la población económicamente activa, un poco más alto que en 2006 (3.6 por ciento), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Asimismo, el promedio de la tasa de subocupación -que corresponde a la población que manifiesta tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas de las que su ocupación actual le permite- fue de 7.26 por ciento en 2007, mientras que era de 6.92 por ciento en 2006.
El problema más grave, según Roberto Escalante, director de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, es que la mayoría de los empleos creados siguen siendo de baja calidad. Por ejemplo, el 54 por ciento de los nuevos empleos son eventuales y solamente 46 por ciento son permanentes. Además, el 55 por ciento de la población ocupada percibe menos de 5 mil pesos mensuales.
Por otra parte, los dos programas estrella de Calderón en materia de empleo no dieron los resultados esperados. El Programa de Primer Empleo, que consistía en dar hasta por 12 meses un subsidio de hasta 100 por ciento de las cuotas obrero-patronales que tendrían que pagar los patrones ante el Seguro Social por la contratación de trabajadores por primera vez, solamente fue aprovechado hasta el 1o. de octubre por 9 mil 76 empleadores, los cuales registraron a 11 mil 213 empleados. El resultado fue tan desalentador que el programa, que recibió una partida especial de 3 mil millones de pesos para 2007, ya no está contemplado en el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2008.
En cuanto al Servicio Nacional de Empleo, que debía ayudar a los desempleados a encontrar un empleo, solamente pudo colocar a 364 mil trabajadores de los cerca de 1 millón 400 mil que llenaron una solicitud.
Según Escalante, la falta de generación de empleos se debe a la baja tasa de crecimiento de la economía nacional (poco más del 3 por ciento). "Para tener una creación de empleos realmente sustantiva y que desinflara esta masa de desempleados y sobre todo formalizara el trabajo de la gente, la economía mexicana tendría que crecer por lo menos al doble de lo que está creciendo.
"Y para eso hay que modificar la política económica, una política que realmente promueva la inversión, que desarrolle la infraestructura, que haya mecanismos de financiamiento realmente ágiles y baratos a la inversión, cosas que hasta el momento no ocurren", asegura.
En su discurso del 1o. de diciembre de 2006 en el Auditorio Nacional, el Presidente se proponía hacer del mercado interno el motor de crecimiento. Pero este propósito no se cumplió, lamenta Escalante, ya que este gobierno sigue apostando al crecimiento del sector externo de la economía, mientras la competitividad de las empresas mexicanas está empeorando, en parte por la sobrevaluación de la moneda nacional.
El economista considera que el Estado debe retomar su papel de animador de la actividad económica y adoptar una política industrial mucho más agresiva, que apoye a los productores mexicanos. Recomienda que el gobierno promueva una ley equivalente al "Buy American Act", que establecería que parte de las compras gubernamentales debe ser reservada a las empresas nacionales, en especial las pequeñas y medianas, como lo propuso la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra).
Las perspectivas para el próximo año tampoco son muy alentadoras, según el académico, ya que la reforma fiscal aprobada solamente permitirá una ganancia tributaria adicional de 1.5 por ciento del PIB, muy lejos de lo que se necesita. También prevé que el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) sea trasladado a los consumidores, y por ende resulte desfavorable a la creación de empleos.



Llegó cortando cabezas

Ricardo lamenta que la primera medida de Felipe Calderón como presidente de la República consistiera en pedir la renuncia a cientos de empleados de Los Pinos. El hombre de 37 años, quien prefiere usar un seudónimo, fue uno de los despedidos y recuerda el sentimiento de impotencia que le invadió el no tener oportunidad de probar su desempeño en el cargo que ocupaba.
"Ese día, irónicamente dije: 'Llega el Presidente del empleo, y finalmente al lugar donde llega es el primero donde deja sin empleo a tantas personas'", se acuerda Ricardo, quien dice haber votado por Calderón por convicción personal.
"¿Por qué mentir?, ¿por qué decir que va a generar empleos cuando llega y corta cabezas a diestra y siniestra sin conocer a los trabajadores?", cuestiona.
Ricardo entró a laborar en el área de Comunicación Social de Presidencia en 1997, cuando Ernesto Zedillo era el inquilino de Los Pinos, y vivió la transición entre Zedillo y Vicente Fox en 2000. En ese momento, los que salieron de la dependencia fueron los funcionarios con más alta jerarquía (de director de área para arriba) y los demás se fueron por decisión propia. "Ahora que llegó Calderón, no hubo esa misma medición de puestos", asevera Ricardo, "hubo áreas en las que cortaron de tajo a todos y hubo áreas que no tocaron".
En 1997, Ricardo empezó por contrato de honorarios con un sueldo mensual de 5 mil pesos. Logró conseguir una plaza federal y casi 10 años después, cuando le pidieron su renuncia, era subdirector de área y ganaba 25 mil pesos. Ricardo, quien tardó siete meses en encontrar un nuevo empleo con un sueldo de 15 mil pesos, subraya que le gustaba su trabajo en el gobierno y que deseaba seguir en el mismo puesto.
"Cuando declaran ganador a Calderón, yo decía: 'Sí, voy a seguir laborando aquí, no hay ningún problema, es el mismo partido, se ha trabajado bien'", señala Ricardo.
No fue así. En diciembre de 2006, se estimó que con la llegada de Calderón y su equipo a Los Pinos cerca de mil 200 empleados tuvieron que presentar su renuncia.

Laurence Pantin



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Un año de altibajos: Reconstrucción y retroceso


Publicado en Enfoque - Reforma

Por Laurence Pantin


(25-Nov-2007).- El 1o. de diciembre del 2006, en el Auditorio Nacional, el presidente Felipe Calderón fijó las tres prioridades de su gobierno: seguridad, generación de empleos y combate a la pobreza. La lucha contra el narcotráfico acaparó los esfuerzos gubernamentales al arranque de la administración. Hoy, en el saldo hay decomisos históricos, extradiciones de grandes capos y algunos golpes a bandas locales, pero también una lista de más de 2 mil ejecutados y un consumo creciente de estupefacientes.


Pese a su poca visibilidad, la política exterior emprendida por Felipe Calderón ha tenido muy buenos resultados, estima Jorge Montaño, quien fuera embajador de México en Estados Unidos entre 1993 y 1995.
"Si nada más se piensa en qué estado de descomposición estaba la política exterior el 1o. de diciembre del 2006 y dónde estamos el día de hoy, me parece que está bien", expresa el también profesor de relaciones internacionales en el ITAM.
El viraje que dio Calderón se refleja en los viajes al extranjero que realizó el mandatario desde su toma de protesta. Para subrayar su voluntad de acercamiento con América Latina, la primera visita que efectuó como Presidente fue a Nicaragua. Su interés por nuestros vecinos del sur se confirmó posteriormente con viajes a El Salvador, a Guyana para participar en la XIX Cumbre del Grupo de Río y a Belice para la IX Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla. Recibió a los mandatarios de Centroamérica en la Cumbre del Plan Puebla Panamá, y a sus homólogos de Chile, Argentina y Brasil. Además, instruyó mejorar las relaciones con Venezuela y Cuba, en claro contraste con la política de su antecesor, Vicente Fox.
Montaño apunta que cultivar buenas relaciones con estos países es fundamental para México y asegura que la insistencia de Calderón en este aspecto ha sido sorprendente, pues las afiliaciones políticas de la mayor parte de los países de la región no coinciden con la del Presidente. "Está demostrando una política exterior muy pragmática y es el tipo de política exterior que se requiere en este momento en el mundo", añade.
Calderón realizó dos giras a Europa, en las que participó en el Foro Económico Mundial de Davos y en la Cumbre del G-8 más cinco; un viaje a Canadá para asistir a la Cumbre de Líderes de América Latina y una gira a Asia, en la que participó en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), además de visitar Nueva Zelanda y la India.
Aunque no fueron acompañados de declaraciones estrepitosas, todos esos desplazamientos e invitaciones permitieron a Calderón codearse con los mandatarios de numerosos países. "La diplomacia no ha logrado ser reemplazada por el internet ni por el correo electrónico, entonces es muy importante que los jefes de Estado convivan, se comuniquen", afirma el ex embajador.


Descuidos y tropiezos

Sin embargo, Montaño y otros especialistas -como el ex canciller Jorge Castañeda- consideran un error el descuido de la relación con Estados Unidos y especialmente de las comunidades de mexicanos radicadas en ese país.
Al cancelar en septiembre un viaje en el que iba a visitar comunidades mexicanas en Chicago y participar en la Asamblea General de la ONU, Calderón se convirtió en el primer Presidente en décadas que no visita EU en su primer año de gobierno.
El clima preelectoral en EU puede explicar que no haya sido posible compatibilizar las agendas de Bush y Calderón, sugiere Montaño. "Pero, desde afuera, siguen sin salirme las cuentas de por qué no se ha hecho a estas alturas ese viaje", apunta.
El ex embajador considera urgente que el Presidente tenga una nueva entrevista con Bush, ya que México va a desregular su mercado el próximo año conforme a lo establecido en el Tratado de Libre Comercio. "Eso va a tener efectos importantes en el campo mexicano", afirma, "creo que el presidente Bush tiene que oír al presidente mexicano".
Otro desacierto es la falta de comunicación. "Parece que el sello del gobierno es que él es el único vocero autorizado para dar a conocer lo que pasa en Tabasco y también qué pasó en Davos", critica Montaño, "desde el punto de vista internacional, la gente tiene la impresión de que no se hicieron las cosas, y a la hora que se ven los resultados, sin duda hay resultados muy importantes".
El experto pone como ejemplo la "Iniciativa Mérida", que fue mal comprendida porque mediáticamente fue mal vendida. Otro caso es que, en México, muchas personas ignoran que en este momento el país está coordinando la agenda del Grupo de los 5 (India, Sudáfrica, China, Brasil y México), para preparar la próxima Cumbre con el Grupo de los ocho países más desarrollados.
"La diplomacia debe ser discreta, pero eso no quiere decir que debe de ser una diplomacia oculta", asevera Montaño. "Es importante que se explique muy claramente los pasos que se están dando".
Las polémicas declaraciones del ex presidente Fox y del presidente del PAN, Manuel Espino, también contribuyeron a enturbiar la política exterior de Calderón. "Cuando el ex presidente Vicente Fox habla frente a CNN con mucha frecuencia, inmediatamente (los diplomáticos estadounidenses) nos preguntan si esto representa el punto de vista de Calderón. Y las alianzas que ha tendido el señor Espino con su organización de partidos (ODCA) también complica las cosas con muchos países que sienten que hay un activismo a lo mejor disfrazado, que genera malas lecturas", lamenta Montaño.



Calderón frente a sus homólogos

Felipe Calderón visitó 16 países en su primer año de gobierno. Estas giras lo han mantenido 28 días fuera del país. Al final, las contingencias lo han obligado a acortar o cancelar otros viajes.

8
Giras

2
Viajes cancelados

7
Visitas recibidas


Giras

· 10 de enero de 2007: Nicaragua.
· 16 de enero: El Salvador.
· 24-30 de enero: Alemania, Suiza (participación en el Foro Económico Mundial de Davos), Reino Unido, España.
· 2-3 de marzo: Guyana (participación en la 19 Cumbre del Grupo de Río).
· 2-9 de junio: Italia, Vaticano, Francia, Bélgica, Alemania, Dinamarca.
· 29-30 de junio: Belice (participación en la 9 Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla).
· 19-21 de agosto: Canadá (participación en la Cumbre de Líderes de América del Norte).
· 6-11 de septiembre: Nueva Zelanda, Australia (participación en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico), India.


Viajes cancelados

· 23-26 de septiembre: Estados Unidos (participación en el 62 Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas).
· 6-10 de noviembre: Panamá, Colombia, Perú, Chile (participación en la 17 Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno).


Visitantes extranjeros

· 12-14 de marzo: George W. Bush, presidente de Estados Unidos.
· 19-20 de marzo: Michelle Bachelet, presidenta de Chile.
· 9-10 de abril: Cumbre del Plan Puebla-Panamá. Álvaro Uribe, presidente de Colombia; Óscar Berger, presidente de Guatemala; Manuel Zelaya, presidente de Honduras; Elías Antonio Saca, presidente de El Salvador; Martín Torrijos, presidente de Panamá; Óscar Arias, presidente de Costa Rica; Said Musa, primer ministro de Belice; y Jaime Morales, vicepresidente de Nicaragua.
· 27-28 de junio: Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
· 16 de julio: José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno Español.
· 30 de julio: Néstor Kirchner, presidente de Argentina.
· 6 de agosto: Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil.



El gabinete viajero

Los miembros del gabinete han realizado más de 130 viajes en menos de un año de gobierno y 41 de ellos han sido a Estados Unidos. Sólo a petición expresa han elaborado algún reporte de sus actividades en dichos viajes y pocos de ellos informan sobre sus gastos.



Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores

· Giras: 29.
· Países visitados: Estados Unidos (5), Nicaragua (2), Ecuador, El Salvador, Alemania (2), Suiza (2), Reino Unido, España (2), Austria, República Eslovaca, Canadá (3), Guyana, Brasil, República Dominicana, Francia (2), Italia, Vaticano, Bélgica, Dinamarca, Belice, Jamaica, Nueva Zelanda, Australia, India, Chile (2), Perú y China.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Sobre los procesos electorales del 2007


Cierre electoral del año


Publicado en Enfoque - Reforma


Por Laurence Pantin


(11-Nov-2007).- Urnas y mamparas harán su última aparición del año hoy en cuatro estados. En Michoacán, según la última encuesta de Reforma, la pelea por la gubernatura está entre PRD y PAN. Pero en Puebla, Tlaxcala y Tamaulipas se espera que el PRI confirme la buena racha que ha tenido en 8 de las 10 entidades donde ha habido comicios este año.
Hoy, los 2.5 millones de electores michoacanos elegirán a un nuevo gobernador, además de 40 diputados (24 de mayoría relativa) y 113 alcaldes. En Tamaulipas, cuyo padrón electoral comprende 2.12 millones de ciudadanos, se renovarán 32 diputaciones (19 de mayoría relativa) y 43 presidencias municipales. En Puebla, los 3.5 millones de electores designarán a 41 diputados (26 de mayoría relativa) y 217 alcaldes. Y en Tlaxcala serán renovadas 32 diputaciones (19 de mayoría relativa) y 60 ayuntamientos; el padrón es de 739 mil ciudadanos. El PRI compite con posibilidades en muchas de las posiciones que estarán en juego, buscando cerrar con broche de oro el primer año de Beatriz Paredes como lideresa.
Sin contar los resultados en Zacatecas y Baja California, este año el tricolor puede presumir ya un reposicionamiento electoral, al mantener plazas o reconquistar posiciones que había perdido. En mayo, recuperó la gubernatura de Yucatán, y se llevó 10 de las 15 diputaciones de mayoría relativa. En julio conservó la mayoría de las diputaciones y de las alcaldías en Chihuahua, y ganó todos los distritos en Durango. Al mes siguiente repitió esta "hazaña" en Oaxaca.
En agosto el PRI arrebató al PAN la capital de Aguascalientes, así como la mayoría en el Congreso local. En septiembre se llevó 28 de los 30 distritos electorales y la mayoría de los municipios en Veracruz. En octubre se quedó con la mayoría de los ayuntamientos en Chiapas y llegó en segunda posición detrás del PRD en el Congreso local. También ganó la mayoría de los ayuntamientos en Oaxaca y en Sinaloa obtuvo 18 de las 24 diputaciones y 16 de los 18 ayuntamientos, destacando su triunfo sobre el PAN en Mazatlán.
El PAN y el PRD se vieron afectados por conflictos en torno a la selección de sus candidatos, lo que explica en parte las preferencias de algunos electores por el tricolor.
Este fenómeno también podría influenciar los resultados de las próximas elecciones en Puebla, Tamaulipas y Tlaxcala, donde las encuestas prevén victorias significativas para el PRI.
Y en Michoacán, aunque la gubernatura se jugará entre el PRD y el PAN, logró colarse en la competencia para el ayuntamiento de Morelia, donde su candidato Fausto Vallejo está empatado con el perredista Eloy Vargas, según la última encuesta de Mitofsky.


Michoacán

Las elecciones representan un duelo entre partidos políticos y entre familias. Además de definir si el PRD afianzará su bastión, se determinará si Michoacán es en definitiva de los Cárdenas o del presidente Felipe Calderón.
Los intentos por marcar su territorio en esta elección no faltaron tanto por parte del Presidente como por parte de los Cárdenas y contribuyeron a tensar el ambiente del proceso electoral.
Para la oposición, la intervención de Calderón en la campaña fue evidente. Primero, se reportó que impuso como candidato al ex alcalde de Morelia Salvador López -pese a su derrota contra Lázaro Cárdenas Batel en 2001- sobre el diputado Benigno Quezada. Una vez escogido su gallo, el mandatario aprovechó una gira a Michoacán el 7 de octubre para prometer obras de infraestructura y el reforzamiento de la presencia militar en la entidad, en violación a la legislación estatal que prohíbe la difusión de acciones gubernamentales durante el proceso electoral. Dos días después, el PRD interpuso una queja ante el Instituto Electoral de Michoacán por la presunta intromisión.
Del otro lado, el aspirante a la candidatura por el PRD apoyado originalmente por los Cárdenas, Enrique Bautista, quien fungiera como secretario de Gobierno de Cárdenas Batel, perdió la contienda interna contra Leonel Godoy, ex presidente nacional del partido y allegado a Andrés Manuel López Obrador. Pese a esto, Cuauhtémoc Cárdenas prometió apoyar a Godoy y comenzó a participar en su campaña. Las pugnas internas en torno a la próxima renovación de la dirigencia del partido y las declaraciones de los Cárdenas sobre la necesidad de reconocer el gobierno de Calderón y de trabajar con él marcaron la campaña de Godoy. Sin embargo, la última encuesta de Reforma señala un repunte del candidato perredista, que tendría una ventaja de más de 5 puntos. Su triunfo evitaría que una derrota fuese interpretada como un fracaso del gobernador saliente.
El proceso electoral fue empañado por la fuerte presencia del narcotráfico en la entidad. Desde principio del año, las ejecuciones presuntamente vinculadas con el crimen organizado han sumado más de 215. Además, dos candidatos a presidencias municipales se retiraron de la contienda después de recibir amenazas de muerte. Un aspirante al Congreso del estado, el perredista Antonio Cruz Lucatero, fue señalado por la prensa por sus vínculos con posibles narcomenudistas, mientras que el candidato a la presidencia municipal de Tepalcatepec por el PRI, Juan Farías, fue identificado como el hermano de un presunto líder del Cartel de Sinaloa.


Tamaulipas

Entre amenazas y ataques votarán los tamaulipecos. Si bien el proceso electoral no debería conllevar grandes sorpresas en cuanto a sus resultados, ya que se pronostica que el PRI arrase nuevamente, el narcotráfico ha logrado imponer su sello en las campañas.
El PRI podría llevarse el "carro completo" según las encuestas de Parametría y Mitofsky. Podría ganar los 19 distritos de mayoría relativa, y 40 de las 43 alcaldías. Los sondeos le anticipan triunfos con 10 a 25 puntos de ventaja en los seis principales municipios: Ciudad Victoria, Reynosa, Tampico, Altamira, Ciudad Madero y Matamoros.
Esta aparente tranquilidad esconde una realidad mucho más cruda. Este año, 66 personas han sido ejecutadas en la entidad en asesinatos vinculados con el crimen organizado, y candidatos panistas denunciaron haber sido víctimas de secuestros, amenazas y asaltos por parte de sicarios.
Después de ser amenazados de muerte por el crimen organizado, los candidatos del PAN a las presidencias municipales de Mier y Nuevo Guerrero, Zenón García y Carlos Flores, respectivamente, decidieron abandonar la contienda. Gerardo Peña, aspirante a la alcaldía de Reynosa por el PAN, fue secuestrado por sujetos que le exigieron renunciar a su candidatura, pero decidió seguir compitiendo. También fue baleado el cuartel de campaña de los candidatos panistas en Tampico.
Los dirigentes estatales del PAN acusaron a algunos priistas de tener nexos son narcotraficantes e incluso interpusieron una denuncia ante la PGR contra el candidato del PRI a la presidencia municipal de Reynosa, Oscar Luebbert, y su coordinador de campaña, Rubén Galván, por supuestos vínculos con el narcotráfico. También denunciaron al gobernador, Eugenio Hernández, por desviar fondos del gobierno del estado a favor de los candidatos del tricolor.
Hace dos semanas el Consejo Municipal Electoral de Tampico también fue atacado y los asaltantes robaron computadores y documentos, pero no tocaron el material electoral, cuya compra presentó irregularidades, según una investigación de Reforma. Al parecer, la empresa Diseño, Reconstrucción y Comunicaciones, S.A. de C.V. vendió el paquete de materiales electorales seis veces más caro en Tamaulipas que en Puebla o Michoacán.


Puebla

Los años se siguen pero no se parecen. Mientras en el 2006, los poblanos votaron en clara reprobación a Mario Marín, parece que el escándalo del góber precioso podría no afectar al PRI en los comicios de hoy.
En las elecciones federales de 2006, las primeras después de la difusión de la grabación telefónica entre Kamel Nacif y el góber precioso, los poblanos demostraron su censura a Mario Marín al votar masivamente en contra del PRI. En esa ocasión, el PAN se llevó 12 de los 16 distritos competidos y el PRI quedó como tercera fuerza política en la entidad detrás de la coalición Por el Bien de Todos.
Hasta hace dos meses, parecía que el mismo escenario se iba a repetir, ya que las encuestas daban la victoria al PAN en 16 de los 26 distritos y para la alcaldía de Puebla, con 12 puntos de ventaja sobre la candidata priista.
Sin embargo, el panorama cambió radicalmente, pues los sondeos del Centro de Investigación sobre Opinión de la Universidad Autónoma de Puebla y de Mitofsky indican una recuperación del PRI, que podría ganar 22 de los 26 distritos y llevaría la delantera para la presidencia municipal de la capital del estado, con una diferencia de 10 a 20 puntos sobre el panista.
Este cambio se debe a algunos aciertos del PRI y errores del PAN. Por un lado, la dirigencia nacional del PRI escogió como candidata para la alcaldía de Puebla a la subsecretaria estatal de Desarrollo Social, Blanca Alcalá, que se vincula al grupo político del ex gobernador Manuel Bartlett más que a los incondicionales del actual gobernador.
La candidata ha apostado por explotar su género, lo que resultó una estrategia exitosa frente a ciertos comentarios de su contrincante panista, Antonio Sánchez Díaz, que han sido calificados como misóginos.
El también ex dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana logró ser postulado por el PAN, pese a obtener menos preferencias entre los votantes no panistas que su rival, la ex secretaria de Desarrollo Social, Ana Teresa Aranda. Pero allí se acabó su suerte.
A pesar de contar originalmente con un amplio margen de ventaja sobre Alcalá, el candidato panista perdió muchos apoyos cuando manifestó sus intenciones de competir para gobernador de la entidad en 2010, lo cual implicaría dejar el ayuntamiento un año antes del final del mandato.
Frente a su caída en la capital y en otros municipios, el PAN volvió a dirigir su campaña contra el gobernador, quien tiene un interés especial en conservar la mayoría en el Congreso local ya que éste tiene la facultad de llevarlo a juicio político.
Los panistas interpusieron quejas por delitos electorales y acusaron a Marín de desviar recursos públicos a favor de los candidatos priistas. También presentaron el video de una reunión de funcionarios poblanos con un candidato del PRI a diputado local.
Así, los comicios transcurrirán entre exhortos del Congreso para que el gobernador no desvíe recursos y amenazas de reactivarle el juicio político.
Estas elecciones también reflejan otro factor que estuvo en juego en las elecciones celebradas en el 2007: la irrupción del partido del magisterio, Nueva Alianza, y de "la maestra" Elba Esther Gordillo en los escenarios electorales locales. Aunque ha jugado como aliado del PAN en casi todos los comicios, en la capital de Puebla presenta a su propio candidato: el ex futbolista y ex diputado panista Roberto Ruiz Esparza.


Tlaxcala

El PRI también es favorito en el proceso electoral de Tlaxcala, donde podría retomar la ventaja sobre el PAN, después de quedar en tercera posición en las elecciones federales de 2006.
La tierra de la actual dirigente del PRI, Beatriz Paredes, ex gobernadora de la entidad, es un peculiar ejemplo de alternancia política, pues ha cambiado de partido pero siempre con personajes surgidos de las filas tricolores. En 1998, el PRD ganó la gubernatura del estado, con su candidato Alfonso Sánchez Anaya, quien se afilió al partido del sol azteca cuando no obtuvo la candidatura del tricolor para el cargo.
En las elecciones locales de 2004, el PRD obtuvo 20 alcaldías y 10 diputaciones, pero perdió la gubernatura al postular a la esposa de Sánchez Anaya, Maricarmen Ramírez, quien hizo campaña sin el apoyo del partido.
En esos comicios, el PAN se llevó la gubernatura con una ventaja de un solo punto porcentual sobre el PRI, postulando al ex priista Héctor Ortiz Ortiz. El blanquiazul solamente obtuvo seis de 60 presidencias municipales y seis de 32 diputaciones locales. Por su parte, el PRI ganó 22 ayuntamientos y 10 diputaciones.
En 2006, los electores del estado prefirieron al candidato del PRD a la Presidencia aunque favorecieron a los candidatos a diputados por el PAN.
Las campañas de este año fueron marcadas por las denuncias de los candidatos del PRI y del PRD contra el gobernador de la entidad, por promocionar acciones de gobierno durante la campaña, y contra el PAN, por repartir despensas con propaganda electoral.

Entrevista a Jorge G. Castañeda sobre su libro Ex Mex


Entrevista con Jorge G. Castañeda: 'Calderón ha deshecho muchísimo'


Publicado en Enfoque - Reforma


Por Laurence Pantin



(11-Nov-2007).- La enchilada completa sigue quitándole el sueño a Jorge G. Castañeda. Con su último libro Ex Mex: From Migrants to Immigrants, el ex secretario de Relaciones Exteriores pretende incidir en el debate migratorio en Estados Unidos y llenar el vacío que dejó el gobierno de Felipe Calderón en esta materia.
En entrevista con Enfoque, el ahora profesor de ciencia política y estudios latinoamericanos y del Caribe en la Universidad de Nueva York reconoce que fracasó el intento del gobierno de Vicente Fox y del presidente George W. Bush para conseguir una reforma migratoria integral que no sólo consistiera en un programa para trabajadores temporales, sino que también diera una posibilidad de permanencia a los indocumentados ya presentes en Estados Unidos. Sin embargo, insiste en que era la mejor opción para México y que la negociación con Estados Unidos habría dado resultados si no fuera por los atentados del 11 de septiembre del 2001. Incluso después de los ataques terroristas, está convencido de que Bush pudo lograr que el Congreso de su país votara una reforma, si no hubiera esperado tanto para presentarla.
Castañeda lamenta que la postura de Calderón en materia de relaciones exteriores esté enfocada más a América Latina y sugiere comparar los millones de mexicanos que radican en Estados Unidos con los que habitan en los países que sí ha visitado el Presidente.


¿Fue usted una víctima del 9/11?

Para empezar, si hubo víctimas, los primeros fueron los que murieron. Y en segundo lugar, habrán sido los mexicanos para los cuales ya no fue posible llegar a ese acuerdo (migratorio). Incluso pueden verlo en la reseña que el New York Times hace del libro de Fox. Vuelven a insistir en lo que todo el mundo sabía: estábamos muy cerca de un acuerdo que se cae por el 11 de septiembre. Y eso es lo que demuestra también el memorándum de Powell y es lo que demuestran todos los documentos que están citados en el libro. Entonces, víctimas, hubo muchas.
Segundo, obviamente para los adversarios del acuerdo, el 11 de septiembre fue un muy buen pretexto, mientras que para los partidarios de un acuerdo fue un revés. Ahora sabemos que la tesis de Bush de dejar para después ya sea el acuerdo, ya sea la reforma -y también trato de demostrar en el libro con documentos públicos y reservados que no hay reforma sin acuerdo- fue un error gravísimo porque cuando finalmente se puso a tratar de hacerlo, primero en el 2006 con mayoría y luego en 2007 sin mayoría, en ambos casos no pudo. ¿Qué hubiera pasado?, se lo he preguntado a mucha gente cerca del gobierno en Estados Unidos, si Bush manda a mediados de 2002 un paquete al Congreso diciendo: "éste es un acuerdo al que llegamos con México; es un acuerdo necesario para la seguridad de Estados Unidos, seguridad interna y seguridad de las fronteras. Para apoyar a México, aprueben esto". Es muy probable que se hubiera aprobado. Bush tenía en ese momento niveles de popularidad altísimos. A final del 2002, obtuvo una mayoría republicana en el Senado, pero los demócratas estaban a favor. De que se hubiera podido, sí se hubiera podido.


¿Es por eso que usted dice en su libro que, después del 9/11, el debate no cambió mucho, sino que fue el clima de la negociación lo que cambió, aunque no se sabe si para mejor o para peor?

En parte, y en parte porque se llegó en junio de este año a una reforma que estuvo a un voto de ser aprobada. Porque sólo obtuvo 45 o 46 votos, pero en realidad, tenía 58-59. Cuando ya se dieron cuenta muchos demócratas y republicanos que no iba a pasar, entonces prefirieron votar en contra ya que su voto no era decisivo para aprobarla. A pesar de todo esto, faltó un voto. Es un desastre, pero tampoco se estuvo tan lejos.


Pero la visión desde aquí es que no nos quedamos ni con la salsa de la enchilada, porque lo único que se logró es el muro y algunas leyes estatales muy desfavorables a los indocumentados...

Ése es un argumento de gente tonta. No es que eso pasó porque se buscó el acuerdo o se buscó la reforma. Es al revés. Se buscó el acuerdo primero y después la reforma para evitar el muro, la discriminación y las deportaciones. Eso que iba a pasar, lo escribí hace 10 años. Por eso, se buscó todo esto, es decir, no es que en lugar de una cosa vino la otra. En segundo lugar, es más importante subrayar que hoy queda absolutamente comprobado que, o es la enchilada completa, o no es nada, y lo volvieron a decir todos los candidatos demócratas. Ellos le llaman hoy a la enchilada completa "comprehensive immigration reform". Tan no se puede hacer por pedacitos que ni el Dream Act se ha aprobado. Es una ley para los jóvenes que están en la preparatoria que no tienen papeles y que buscaba legalizarlos al terminar ellos la prepa y al trabajar dos años o entrar al Ejército dos años. Fue derrotado hace dos semanas. El AgJobs Bill, para los trabajadores agrícolas, que presentaron hace un mes, también fue derrotado. Es decir, o es comprehensive immigration reform -que en buen castellano se traduce "enchilada completa"-, o no es. Pero la otra tesis de que en lugar de una cosa se consiguió lo otro, ¡no! Se buscó el acuerdo y la reforma para evitar el muro, porque a todo el mundo se le olvida que el muro lo empieza Clinton en Rosarito, en playas de Tijuana, en Otay en 1996.


Pero, ¿cuál sería su responsabilidad en esto?

Es un fracaso mío, de Fox, de Bush, de Kennedy, del cardenal Mahony, de McCain, de Derbez, de Powell. O sea, somos muchos en la canasta de los autores del fracaso. Por un lado, siento muy cómodo estar en esta compañía, pero por el otro, hay que reconocer que fue un fracaso. Lo que hay que subrayar no es si fue o no un fracaso, eso es evidente. Es si fue correcto intentarlo, eso es, si correspondía y corresponde a los intereses de México -y por cierto, también de Estados Unidos- el haberlo buscado. Mi respuesta es que sí. Puede haber algunos que digan que no. Pero, de la misma manera que en Estados Unidos a los adversarios de esto se les pregunta a cada rato: "Entonces, ¿qué quieren hacer? ¿Quieren deportarlos a todos? ¿Quieren fusilarlos?", yo preguntaría en México: "Si esto fue un error, si no se debió haber intentado, entonces, ¿qué había que hacer? ¿Nada?".
Otra cosa que se demuestra en el libro con documentos, para todos los ignorantes y tontos que no hacen su tarea y que decían que no se entendió ni en el gobierno de Estados Unidos ni en el de México que había que cambiar de estrategia el 11 de septiembre, es cómo de inmediato buscamos incorporar el tema de la seguridad, desde un mes después. Y a los americanos no les interesó, como hasta la fecha no les interesa mucho, porque si les interesara mucho pondrían algo más que 460 millones de dólares a la más bien disfrazada como ayuda contra el narco y en condiciones de mucha dificultad de aprobación.


Pero algunos opinan que más bien parece que usted quiere ayudar a Estados Unidos, con esto de incluir el tema de la seguridad en las negociaciones.

Hay algo de cierto en eso. Es decir, México buscó incorporar el tema de seguridad. Ya había sido tocado muchas veces, no lo inventamos, pero después del 11 de septiembre, obviamente, era un tema más álgido. Efectivamente se tomó esa iniciativa. Primero, Estados Unidos negoció un acuerdo de fronteras seguras con Canadá y después lo negoció con México. Aclaro en el libro que esa negociación la hicieron Creel y Medina Mora. Nosotros decidimos no participar en ella porque no podíamos encabezarla y no queríamos avalar una negociación que no manejábamos, que es una postura que siempre tuve en Relaciones Exteriores. Que lo haga Gobernación sola, y entonces Gobernación es responsable de ese acuerdo, el de Monterrey, el de los 22 puntos. Pero es cierto que nosotros tomamos esa iniciativa.


Pero, como le decía, no significó ayudar más a Estados Unidos que a México...

No ayuda más ni menos. Ayuda a ambos. En primer lugar, los riesgos de seguridad para Estados Unidos son riesgos también para México. En segundo lugar, o somos sus vecinos, somos sus aliados, somos sus amigos, o no lo somos. En tercer lugar, efectivamente, sin que fuera una cosa a cambio de la otra, esperábamos una reacción más positiva de ellos. No se puede criticar "por qué no incluimos el tema de seguridad" y también criticar "por qué lo incluimos". ¿Cuál de las dos?


Pero quienes reprochan una cosa y la otra no son los mismos...

Creo más bien que son los mismos y que quieren criticar a toda costa. Ahorita es evidente que el tema de seguridad era imposible de disociar de la relación de México y Estados Unidos. Al contrario, creo que hicimos bien. En eso Creel y Medina Mora hicieron un muy buen trabajo de adelantarse. Y, en efecto, no hubo la respuesta de Estados Unidos que hubiéramos deseado, porque Bush cometió el mismo error. Es un solo error: "Voy a hacer esto después". Cuando llegó el después, ya no pudo. Es el mismo error a propósito de la seguridad, a propósito de Iraq, a propósito de todo. El después nunca llegó.


¿Por qué escribió este libro en inglés?

Porque es un debate americano, no es un debate mexicano. A mí me interesa incidir en el debate dentro de Estados Unidos. En México no hay debate sobre esto, básicamente porque más bien estamos de acuerdo. El debate es en Estados Unidos. A mí me interesa dar la pelea en Estados Unidos.


Pero las críticas que se han dado a su actuación demuestran que también hay debate en México...

No, a mí no me interesan las críticas, me dan totalmente lo mismo. Estoy viendo hacia futuro y a mí lo que me interesa es participar en el debate donde se está dando, donde importa.


Entonces, ¿no se va a traducir al español su libro?

No, no tengo ningún proyecto de traducción al español.


Algunos podrían decir que usted trata de opinar sobre el tema sin que aquí se entere la gente.

No, no es ni una cosa ni la otra. Es un libro escrito para norteamericanos. Otros libros que he escrito han sido escritos para mexicanos. Un libro que sacaré dentro de algunas semanas va a ser escrito para México, no va a salir en Estados Unidos.


¿Está intentando lograr lo que no logró como secretario de Relaciones Exteriores?

No es lograr lo que no se logró. Es seguir en la misma lucha, como he seguido desde hace cuatro años que salí. Cada vez que tengo la posibilidad de intervenir en el debate en Estados Unidos, lo hago.


Este libro es también una manera de explicar lo que hizo como secretario de Relaciones Exteriores, pero ¿por qué centrarse únicamente en el tema de la inmigración?

Porque las otras partes, quizás, van a estar en otro libro. Es un libro sobre migración, para un público norteamericano, para incidir en el debate, en un momento en que las comunidades están viéndose especialmente agredidas, hostigadas, en un momento especialmente delicado, donde ante la enorme ausencia del gobierno de Calderón -gritan mucho en México, pero aquí no- alguien lo tiene que hacer. Lo hago con las posibilidades que tengo, que son escribir libros y promoverlos.


Cuando dejó la Secretaría, pareció que lo único que le interesó fue el acuerdo migratorio. ¿Por qué?

Porque me parecía y me sigue pareciendo el tema más importante del interés nacional mexicano en el exterior. Sé que a otros les gustan más las canciones rancheras, cantarlas con Evo Morales y con Chávez. Está bien, cada quien tiene sus opiniones. Mi opinión es que la situación de los 14 millones de mexicanos en Estados Unidos es el tema más importante de la política exterior.


En su libro dice que la migración y la estabilidad económica han contribuido a crear una nueva clase media mexicana. ¿Es también por eso que puso tanto énfasis en el tema migratorio?

No es por esa razón. Ésa es una consecuencia, más que una razón. Es decir, pienso -y The Economist ha dicho lo mismo- que estos últimos 12 años de estabilidad, cinco de Zedillo, seis de Fox y uno de Calderón, sin crisis, sin inflación, con bajas tasas de interés, han expandido la clase media mexica- na muy significativamente, han reducido la pobreza muy significativamente. La migración es uno de esos factores; a mí no me parece un factor negativo. Cuando dicen: "Es que la pobreza se ha reducido por las remesas". Pues, a mí me interesa que se reduzca. Si es por obra de las remesas o por obra del Espíritu Santo, me da más o menos lo mismo.


Una de las cosas que dijo Calderón es que quería "desmigratizar" la relación con Estados Unidos. ¿Qué opina sobre esto?

En primer lugar, ha sido un poco errático. Primero dijo que la quería "desmigratizar", luego la "remigratizó" porque de lo único que habla en relación con Estados Unidos es de eso, constantemente en sus discursos, y lo aplauden y todo. Luego, alguien dijo, bastante desafortunadamente, que había que "desmexicanizar" el tema migratorio. Bueno, todo el libro muestra por qué eso es imposible. ¿Por qué? Porque 60 o 70 por ciento de los migrantes sin papeles son mexicanos. Va a ser bastante difícil "desmexicanizarlo". Luego Calderón quería venir a visitar las comunidades; canceló el viaje. Probablemente, a menos de que algo cambie en un mes, cosa que dudo, va a ser el primer Presidente en 30 o 40 años que en su primer año no viaje a Estados Unidos ni a Nueva York ni a Washington ni a las comunidades. Es una postura para mí un poco errática, que no comprendo muy bien. Entiendo que lo más importante para Calderón es ser distinto a Fox. Eso es su brújula fundamental, pero el problema es que no está el gobierno descendiendo a las comunidades ante la embestida más fuerte contra ellas desde los años cincuenta. Si eso es bueno o malo, cada quien saca sus conclusiones. Para mí eso es más importante que Chávez o Evo Morales, o la retórica de las hermanas repúblicas. Pero entiendo que para otros es más importante ser amigo de los cubanos que ser amigo de los mexicanos en Estados Unidos. Cada quien escoge.


¿Teme que Calderón vaya a deshacer lo que usted procuró hacer?

Ha deshecho muchísimo. Otra vez les estamos haciendo el trabajo sucio a los cubanos en Naciones Unidas. Eso es una realidad. Espero que eso cambie, pero por el momento ya es. En efecto, han tratado de darle menor importancia al tema migratorio, al grado que el presidente Calderón no ha venido a Estados Unidos. No sé cuántos mexicanos hay a donde va, pero tengo la impresión de que hay más en Estados Unidos. Siempre he sido muy partidario de que el que hace la política exterior es el Presidente. A él le elegimos y tiene todo el derecho de cambiar la política exterior como él quiera. Yo tengo todo el derecho de no estar de acuerdo.


¿Qué opina de la situación actual en relación con la reforma migratoria en Estados Unidos?

Está pospuesta por lo menos hasta 2009. Pero entre tanto se han vuelto realidad las concesiones que Bush hizo a la derecha para lograr la reforma, pero sin la reforma. Entonces, es el peor de los mundos posibles, porque Bush lo hizo mal y quizás porque también, ya el último año con Fox y obviamente el primer año con Calderón, México decidió no participar en el debate. Que porque Bush lo pidió, sí, Bush lo pidió. Pero Bush pidió muchas cosas, y algunas se le dijeron que sí, y otras se le dijeron que no. Y en ésta se le dijo que sí y quizás fue un error haberle dicho que sí.


El libro es un intento de hacer esto justamente, participar en el debate...

A mi muy modesta escala. Ahora soy un ciudadano mexicano común y corriente en Estados Unidos, profesor universitario sin mayor pretensión que eso, que lo que puedo hacer es escribir libros y promoverlos, punto. No puedo hacer más que eso. Si el gobierno no lo quiere hacer, pues ni modo, deja un vacío. Obviamente, el vacío a mí me conviene. Menos están presentes ellos, más estoy presente yo.


Conózcalo

Título: Ex Mex: From Migrants to Immigrants.
Autor: Jorge G. Castañeda.
Editorial: The New Press.
Año: 2007.
Para conseguirlo en México: www.thenewpress.com o http://www.amazon.com/
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Powell apoyó la 'enchilada completa'
Publicado en Enfoque - Reforma
Por Laurence Pantin
(11-Nov-2007).- En un memorándum que Colin Powell dirigió al presidente George W. Bush poco antes de los atentados del 11 de septiembre del 2001, el entonces secretario de Estado abogaba por una solución integral (comprehensive) al problema de los indocumentados mexicanos en Estados Unidos, que les hubiera ofrecido la posibilidad de permanecer en el país.
El documento, del cual Jorge G. Castañeda obtuvo una copia hace cinco años, no era clasificado, pero nunca había sido divulgado antes. Aunque viene sin fecha, el mismo texto deja entender que Powell lo elaboró después de un encuentro que sostuvo con los secretarios de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda, y de Gobernación, Santiago Creel, en preparación de la visita oficial de Vicente Fox a Estados Unidos del 5 al 7 de septiembre de 2001.
Este "memo" demuestra que si bien para esas fechas existía la intención de ofrecer a México un programa de trabajadores temporales, Powell intentó convencer a Bush de la necesidad de una reforma migratoria integral que, además de regular la entrada de mano de obra mexicana a Estados Unidos, propondría una solución a los trabajadores mexicanos indocumentados ya presentes en el territorio.
Mientras que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos establece límites al número de personas que pueden ingresar legalmente al país y prevé cuotas de visas según el país de origen, la propuesta de Powell consistía en eliminar el sistema de cuotas para los países fronterizos de Estados Unidos (México y Canadá).
Con esta medida, los aspirantes mexicanos y canadienses a ingresar a Estados Unidos debían cumplir con ciertos requisitos personales para obtener una visa, pero el obtenerla no dependía del tope al número de visas ya expedidas ese año.
Esta proposición no perjudicaba a otros países, según Powell, ya que éstos se hubieran beneficiado de la cantidad de visas entonces consumidas por ciudadanos mexicanos y canadienses.
En el memo, Powell también reconocía la importancia de la mano de obra mexicana en Estados Unidos, ya que identificaba la necesidad de asegurar el suministro de trabajadores a los empleadores estadounidenses enfrentando escasez de mano de obra nacional. Según el secretario de Estado, un programa de trabajadores temporales que no prevenía también la posibilidad de permanecer en Estados Unidos para los trabajadores indocumentados mexicanos ya establecidos en el país estaba destinado al fracaso, porque estos últimos no encontrarían atractivo un programa temporal.
Además, para garantizar el suficiente apoyo político al proyecto de reforma migratoria, Powell subrayaba la necesidad de contar con el aval de los grupos interesados en el tema (ONG, organizaciones étnicas, sindicatos y organismos empresariales). Preveía que éste no se conseguiría si la propuesta no incluía una respuesta integral al problema de los inmigrantes en situación ilegal.
Powell también intuía que la capacidad de Vicente Fox para cooperar con Estados Unidos sobre otros temas -como son la energía, la repartición del agua con Texas, el combate al narcotráfico, el comercio y la regulación de la migración ilegal- dependía directamente de la cooperación de su país en el tema de la regularización de los indocumentados mexicanos en su territorio.


Por escrito

Powell alertó a Bush sobre los beneficios de un acuerdo integral con México en materia migratoria.