domingo, 5 de agosto de 2007

Sobre la falta de prevención de las adicciones

¿Y la prevención?

Publicado en Enfoque - Reforma

Por Laurence Pantin

(05-Ago-2007).- "Yo entiendo muy bien el dolor de un padre o de una madre cuando se entera de que su hijo ha caído en las garras de las drogas o del alcohol", declaraba el presidente Felipe Calderón el pasado 17 de abril, durante la presentación de su "Estrategia Nacional de Prevención y Tratamiento de las Adicciones".
El mandatario advertía que México pasó de ser un país de tránsito de las drogas a un país de consumo y que las adicciones representan uno de los "mayores problemas de salud pública".
Sin embargo, los esfuerzos de su gobierno para disminuir la demanda de drogas son muy inferiores al empeño puesto para atacar el tráfico y la oferta de estupefacientes.
El combate al narcotráfico fue la prioridad en el arranque del gobierno, ya que apenas 11 días después de tomar posesión el Presidente ordenó el primero de seis operativos militares contra el crimen organizado, en los que hoy participan más de 20 mil elementos.
En contraste, las medidas a favor de la prevención y el tratamiento de las adicciones, que también formaban parte de las 100 acciones que el candidato panista había prometido implementar en sus primeros 100 días de gobierno, fueron presentadas hasta mediados de abril.


Más gasto en represión que en prevención

El gobierno gasta mucho más en el combate al narcotráfico que en prevención y tratamiento de adicciones, según estimaciones del Consejo Nacional contra las Adicciones, basadas en datos de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD). Este organismo internacional realizó un estudio en el 2005, y detectó que por cada peso que se gastaba para reducir la demanda de estupefacientes en el continente se destinaban 16 pesos en persecución a los narcotraficantes.
Al respecto Carlos Rodríguez Ajenjo, titular del Conadic, considera que pese a que no se puede conocer la proporción exacta, la situación actual de México corresponde a ese estudio.
"El fenómeno de que hay más dinero para el combate y menos para la demanda sí existe. Dieciséis a uno, 18 a uno, 14 a uno, o 14 a dos, puede ser. No tengo la cifra para México", declara.
El funcionario también subrayó que apenas este año comenzará a revertirse esta tendencia, ya que los recursos al Conadic en 2007 se han duplicado con respecto al año pasado, pasando de 105 millones de pesos a 215 millones.
Sin embargo, Rodríguez Ajenjo estima que esto todavía es insuficiente para atender las necesidades, y considera que el presupuesto anual del Conadic debería triplicarse -a 650 millones- para atender el crecimiento que se registra en el consumo de drogas.
Por su parte, el rubro del presupuesto de egresos de la Federación destinado a los Centros de Integración Juvenil, una asociación civil incorporada al sector salud que da tratamiento a las personas adictas, tuvo una leve baja. Los CIJ recibieron 398 millones de pesos el año pasado y 393 millones este año.
En suma, el presupuesto público para la prevención y el tratamiento de adicciones pasó de 503 millones en 2006 a 608 millones de pesos en 2007.
Sin embargo, al mismo tiempo aumentaron los recursos destinados al combate al narcotráfico, con el despliegue de fuerzas de seguridad en todo el país y una serie de medidas anunciadas en los últimos ocho meses.
La Procuraduría General de la República, la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría de Defensa Nacional y la Secretaría de Marina son las dependencias que participan activamente en el combate al narcotráfico. Su presupuesto para 2007 es de 66 mil 33 millones de pesos. Pero es imposible saber exactamente cuántos de estos recursos se destinan al combate al narcotráfico, ya que la Secretaría de Defensa Nacional se niega a dar a conocer el gasto exacto relacionado con esta actividad.
En respuesta a una solicitud de información sobre el tema que se presentó mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, la dependencia argumentó: "no es posible identificar los recursos presupuestales que se asignan a cada una de las metas fijadas bajo el rubro de defender la integridad, la independencia, la soberanía del territorio nacional y garantizar la seguridad interior, entre las cuales se encuentra la de combatir integralmente al tráfico ilícito de drogas y la delincuencia organizada".
Hasta el momento el gobierno de Calderón ha declinado informar sobre el gasto de los operativos desplegados en Michoacán, Tijuana, el Triángulo Dorado (Sinaloa, Chihuahua y Durango), Guerrero, Nuevo León-Tamaulipas y Veracruz.


Desequilibrio presupuestal

El estudio de la CICAD citado por Rodríguez Ajenjo detectó que entre 2002 y 2003 México gastaba entre 14 y 16 veces más en combate a la oferta que en reducir la demanda de estupefacientes.
En el año 2000 todavía se consideraba que México era un "trampolín" que permitía a los narcotraficantes llegar a la "alberca" de Estados Unidos, según la imagen que usó el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz en 1967. Por lo tanto, se podía justificar el desequilibrio entre presupuesto para represión y para prevención.
Sin embargo, desde el año 2000 México era alberca además de trampolín. De acuerdo con los especialistas consultados, el consumo y la adicción a los estupefacientes se han vuelto un problema grave de salud pública, por lo que es deseable que las prioridades presupuestales se reequilibren.
"Tenemos que hacer un mucho mayor esfuerzo en la parte preventiva que en la parte correctiva", exhorta el panista Ernesto Saro, presidente de la Comisión de Salud del Senado. "Tienen que hacerse los dos. Y hoy por hoy no están equilibrados. Se invierte mucho más en la parte punitiva que en estar previniendo las adiciones".
El perredista y secretario de la Comisión de Salud en la Cámara de Diputados, Fernando Mayans, coincide con ese diagnóstico: "El Ejército ha gastado en los primeros meses del año 5 mil 500 millones de pesos en la lucha contra el narcotráfico, de acuerdo con un informe de la Auditoría Superior de la Federación, del cual soy miembro de la comisión de vigilancia. Entonces, es un gasto desproporcionado lo que se gasta en tratamiento en relación con lo que es la lucha contra el narcotráfico".
Por su parte, María Elena Morera, presidenta de la asociación México Unido Contra la Delincuencia, lamenta que en México casi todos los recursos en seguridad estén destinados a la persecución y no a la prevención del delito.
"El narcotráfico es un tema globalizado, no es un tema que se pueda ganar. El problema de tener niños que sean adictos sí es algo que se puede ganar. Consideramos que el gobierno debe de poner mucho más énfasis en temas de prevención de adicciones", concluye.
Calderón señaló en varias ocasiones que Estados Unidos es responsable del problema de narcotráfico que enfrenta México y que tiene que trabajar mucho más en reducir su nivel de consumo. Tres días antes de reunirse con su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, el presidente mexicano declaró: "Estados Unidos es responsable de algunos de los problemas más graves que tiene México, entre otros el narcotráfico, por el consumo enorme y creciente que tiene de drogas, y que hace de nuestro territorio lugar de paso o tráfico de drogas".
Sin embargo, EU tiene un presupuesto más equilibrado que México, ya que por cada dólar invertido en prevención y tratamiento, destina 2.8 dólares al combate al narcotráfico.


Tendencias alarmantes

Desde finales de los ochenta, el consumo de drogas en México creció de manera significativa, según María Elena Medina-Mora Icaza, directora de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría, y hermana del procurador general de la República, Eduardo Medina-Mora Icaza.
La investigadora tiene a su cargo la elaboración de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA), que se aplica cada cinco años. Advierte que la última ENA disponible es la de 2002 ya que la de 2007 todavía está en preparación.
Al comparar los resultados de la ENA en 1998 y en 2002 se observaba un aumento del número de consumidores de drogas entre la población urbana de 12 a 65 años. Cerca de 2 millones y medio de personas reconocían haber consumido drogas alguna vez en su vida en 1998, mientras que en 2002 eran casi 3 millones. Al añadir la población rural, en 2002 se registraba un total de 3.5 millones de personas que habían usado drogas en alguna ocasión.
El aumento del número de consumidores también se registró en estudios focalizados más recientes. La Encuesta de Consumo de Drogas en Estudiantes realizada por la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional de Psiquiatría en secundarias y preparatorias de la Ciudad de México y publicada el mes pasado enseña que 17.8 por ciento de los adolescentes escolarizados de entre 11 y 19 años han probado drogas alguna vez en su vida, contra 15.2 por ciento hace tres años.
Por otra parte, la franja de edades que tiene el mayor número de usuarios es entre los 18 y los 34 años, ya que 6.48 por ciento de las personas en esas edades eran usuarios, según la ENA 2002.
Otra tendencia preocupante es que la edad de inicio del uso de drogas ha bajado, explica Víctor Manuel Guisa, director de los Centros de Integración Juvenil. Si bien en 2002 los adolescentes empezaban a probar drogas entre los 14 y 16 años, hoy comienzan entre los 10 y 12 años.


Modificación de los patrones de consumo

El patrón de consumo también está cambiando, de acuerdo con la investigadora Medina-Mora Icaza. "De las personas que estaban experimentando, más de ellas continúan usando. Entonces, tenemos un índice mayor de personas que consumen cocaína más frecuentemente. Y las encuestas también nos hablan de un incremento del número de personas con dependencia", expone.
En cuanto al tipo de drogas que se consumen, los mexicanos siguen prefiriendo la mariguana a cualquier otra sustancia. Después, vienen por orden de importancia la cocaína y su forma fumada, el crack, antes de las metanfetaminas y de los inhalables.
Las metanfetaminas y otras drogas sintéticas empezaron a ponerse de moda a partir del año 2000, mientras que los inhalables, muy socorridos en los años ochenta, fueron sustituidos por la cocaína a principios de los noventa.
Desde entonces, el consumo de cocaína ha ido aumentando en un 20 por ciento anual, según datos de la PGR. El pasado 14 de junio el procurador señaló que México sería hoy el tercer consumidor de esta droga a nivel mundial, después de Estados Unidos y Brasil.


Rebasados

Hay razones externas e internas que explican por qué se convirtió en un problema para México el consumo de drogas, que durante décadas se había mantenido en niveles bajos.
Del lado externo, la mayor persecución al delito en Estados Unidos y el cierre de fronteras después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 provocaron que los traficantes buscaran vender su mercancía en México, explica Rodríguez Ajenjo. Quienes se dedican a la venta de droga incluso bajaron los precios para liquidar sus reservas a raíz del "cierre" de la frontera.
Internamente, el funcionario señala como factor el incremento de los problemas de depresión.
"Llama la atención que lo que se ha extendido es el mercado de los estimulantes, lo cual posiblemente hable de una sociedad más deprimida, más triste, más frustrada, que requiere experimentar grandes emociones", concluye.
Medina-Mora confirma que el uso y abuso de drogas pueden estar vinculados con problemas emocionales no resueltos. Explica que los adolescentes que tuvieron trastornos emocionales en su infancia y no fueron tratados tienen de 2 a 10 veces más riesgos de volverse dependientes a sustancias que los otros adolescentes, dependiendo de su género y del tipo de trastorno que presenten.


Carencia de tratamiento

El crecimiento del consumo se acompañó de un aumento del número de drogadictos. La última ENA los estimaba en 220 mil en 2002, pero según la Secretaría de Salud la demanda anual de tratamiento sería de 560 mil pacientes. Por su parte, los Centros de Integración Juvenil atienden 25 a 30 mil nuevos casos cada año.
La respuesta a este fenómeno ha sido insuficiente, estima Medina-Mora. "Ha habido un crecimiento importante de la demanda, pero la oferta de tratamiento no se ha incrementado a la par", declara.
De acuerdo con Rodríguez Ajenjo, del Conadic, existen actualmente mil 700 centros que dan atención a personas con adicciones. La mayoría de éstos son centros ambulatorios, donde se da tratamiento durante el día y los pacientes siguen viviendo con sus familias.
Pero cuando el nivel de dependencia es más grave es necesario que el enfermo sea internado. Para esos casos se cuenta con 20 mil camas para problemas de adicción al alcohol o a las drogas. De ésas, solamente 400 son públicas, 300 pertenecen al sector privado y 19 mil 300 a organismos sin fines de lucro.


Una estrategia indefinida

Para hacer frente a estos problemas, el gobierno no parece tener una estrategia muy clara.
Al presentar la "Estrategia Nacional de Prevención y Tratamiento de las Adicciones", el Presidente anunció la creación de 30 unidades de especialidades médicas de tipo ambulatorio y 64 nuevos Centros Comunitarios de Atención Integral a las Adicciones, que darían servicios de atención residencial.
En realidad, se trataba de objetivos preliminares, ya que actualmente el Conadic tiene otras cifras. Rodríguez Ajenjo explicó en entrevista que con el presupuesto 2007 no se van a construir 30 sino 70 unidades de especialidades médicas, cuya misión consistirá en detectar a las personas dependientes a cualquier tipo de sustancias, realizar tratamientos breves cuando el nivel de adicción es leve y canalizar los casos más severos a programas de tratamiento en instituciones especializadas. También afirmó que por el momento no existen proyectos para aumentar la capacidad instalada de los centros de tratamiento residenciales, a pesar de que existe un déficit de 15 por ciento.
La confusión creció cuando se reveló que una tercera parte de los 205 millones de dólares decomisados el pasado 15 de marzo al empresario Zhenli Ye Gon, sería entregada a la Secretaría de Salud para fines de prevención y tratamiento.
El secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, anunció un programa de gasto de estos recursos en una conferencia de prensa el pasado 26 de julio, pero también éste fue modificado a los pocos días, cuando se presentó el proyecto final a la Secretaría de Hacienda.
Según Rodríguez Ajenjo, de última hora se hicieron "algunos ajustes".


Un enfoque punitivo

La política en materia de prevención también ha provocado polémica. En la presentación del Programa Escuela Segura el pasado 2 de julio, el Presidente sugirió la aplicación de exámenes para detectar a los niños que usen drogas. Aunque se ofreció como una medida de prevención y detección, algunos padres de familia y la CNDH criticaron esta propuesta al considerar que exhibe un componente represivo y podría estigmatizar a los jóvenes con problemas de abuso de sustancias, en lugar de ayudarlos.
La política de Calderón, más punitiva que preventiva, también fue seguida por su antecesor Vicente Fox. El ex Presidente vetó la Ley de Narcomenudeo votada en la Cámara de Diputados y el Senado, que despenalizaba la posesión de una dosis mínima de enervantes para consumo personal, y argumentó en un comunicado de mayo del 2006: "para que sea absolutamente claro que en nuestro país la posesión de droga y su consumo, son y seguirán siendo delitos".
Actualmente, la Comisión de Salud del Senado está impulsando una versión corregida de esta ley que tome en cuenta las observaciones del Ejecutivo. Esta ley establecería sanciones administrativas -y no penales- a los consumidores que sean detenidos con pequeñas cantidades de droga e impondría como sanción a los adictos que se rehabiliten. El senador panista Ernesto Saro indicó que esta ley podría ser votada durante el próximo periodo de sesiones, entre septiembre y diciembre de 2007.
"Lo importante es el cambio de enfoque en materia de salud, que pase de lo punitivo a la prevención", concluye Saro, "es decir, el adicto no es un delincuente, es un enfermo".



A lo chino

Los más de 205 millones de dólares incautados al empresario de origen chino Zhenli Ye Gon inyectaron recursos inesperados a la Secretaría de Salud para destinarlos a la prevención y el tratamiento de adicciones, pues la ley obliga a repartir los decomisos en tres partes iguales al sector salud, la PGR y el Poder Judicial.
Con los 750 millones de pesos que le correspondieron al sector salud se duplican los recursos que se tenían presupuestados este año para reducir el consumo y la dependencia a las drogas (608 millones de pesos entre el Consejo Nacional contra las Adicciones y los Centros de Integración Juvenil).
Sin embargo, las autoridades difieren sobre el destino específico que tendrán dichos recursos:


José Ángel Córdova Villalobos,
secretario de Salud, el 26 de julio

$749.8
TOTAL

436 millones
Construcción de unidades y subrogación de servicios

120
Acciones de prevención y detección de adicciones, y programa Limpiemos México

109
Fortalecimiento de la rectoría y desarrollo de sistemas de información

54.3
Detección oportuna y tratamiento breve

15.5
Acciones de capacitación y orientación

15
Edición de materiales de publicación


Carlos Rodríguez Ajenjo,
secretario técnico del Consejo Nacional contra las Adicciones, el 1 de agosto

$746
TOTAL

371 millones
Construcción de 230 centros de atención primaria a las adicciones

97
Articulación de una red de atención a las adicciones

64
Programas de prevención en escuelas y en grupos comunitarios

60
Programa Limpiemos México

49
Campañas de orientación

39
Financiamiento de la ENA 2007

32
Subsidios a los Centros Estatales contra las Adicciones

21
Detección oportuna y antidoping

13
Edición de materiales de publicación

Cifras en millones de pesos


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Las drogas acechan los centros de trabajo

Publicado en Enfoque - Reforma

Por Laurence Pantin


(05-Ago-2007).- Materialmente, Mauricio nunca careció de nada cuando era niño. Sin embargo, nunca sintió el apoyo de sus padres. Cuando tenía 15 años empezó a juntarse con chavos banda para no padecer la soledad. Fumaban mariguana y le dieron para probar."Me empezó a agradar", dice Mauricio, quien usó mariguana durante 7 años antes de pasar a la cocaína."Con los amigos que yo frecuentaba ya no era mariguana, sino que ya empezaban a agarrar la cocaína", cuenta el hombre de 30 años, quien prefiere no usar su verdadero nombre. Al principio se la regalaban, pero cuando se enganchó tuvo que buscarla en las "tiendas" donde venden grapas."Como trabajaba tenía recursos para comprarla", relata Mauricio, quien laboró en la planta Ford de Cuautitlán Izcalli por 12 años antes de ser despedido porque se drogaba desde el jueves de cada semana, día en el que cobraba. En su adicción llegó a gastarse los mil 300 pesos de su sueldo semanal en dos o tres días, y cuando ya no tenía dinero vendía su ropa y hasta sus zapatos para poder comprar una dosis.Como Mauricio, existen miles de trabajadores que sufren de dependencia a algún tipo de droga. De acuerdo con un estudio entre trabajadores de la industria textil, hotelera y del transporte, elaborado por la Confederación de Trabajadores de México en colaboración con el Instituto Nacional de Psiquiatría, 12 por ciento de las personas que tienen un empleo han consumido alguna sustancia por lo menos una vez en el último mes.Aunque hace ya varios años que algunas empresas y sindicatos han detectado el problema de adicciones entre sus empleados e intentan encontrarle soluciones, las respuestas del gobierno todavía son insuficientes. Un enfoque reducido Las dos encuestas nacionales de adicciones que se han levantado en México han demostrado que el consumo de drogas ha ido creciendo de manera significativa en los últimos 10 años, y ha identificado que el grupo con más consumidores es el de las personas con edad entre los 18 y 34 años. Sin embargo, el gobierno ha enfocado sus programas de prevención y tratamiento hacia los grupos más jóvenes.La mayoría de las campañas de prevención previstas por el gobierno se centran en los niños y adolescentes. Según Carlos Rodríguez Ajenjo, secretario técnico del Consejo Nacional contra las Adicciones, este enfoque se justifica porque el 75 por ciento de las personas que tienen una adicción comienzan antes de los 15 años."Por lógica, el grupo de más de 25 años, cuando ya tiene dependencia, lo que requiere ya no es prevención sino tratamiento", concluye Rodríguez Ajenjo.Sin embargo, la repartición de recursos federales para el tratamiento de adicciones también parece centrarse en los menores de 25 años. Según el Presupuesto de Egresos del 2007, el 65 por ciento del gasto programado para prevención y tratamiento -es decir 393 millones de pesos- se dirige a los Centros de Integración Juvenil (CIJ), una asociación civil sin fines de lucro incorporada al sector salud como "parte operativa del gobierno" en cuanto a tratamiento de adicciones.Víctor Manuel Guisa, director del organismo, define así su misión: "Nuestra población objetivo son chicos, desde cualquier edad, y adultos también. Pero el 99 por ciento de los pacientes de los Centros de Integración Juvenil son jóvenes de entre 14 y 25 años".Guisa estima que es necesario reforzar más el enfoque hacia los adultos, sin olvidar a los jóvenes. Recuerda que a partir de los 45 años se pueden presentar problemas de uso y abuso de tranquilizantes, además de problemas con el alcohol o las drogas ilegales.También advierte que si no se resuelven los problemas de adicción entre adultos, pueden tener un impacto negativo sobre los más jóvenes."Existe un factor de riesgo importante en que papá o mamá usen desde drogas legales hasta tranquilizantes y todo. Porque el mensaje que les estamos dando es: si tienes una alegría, toma. Si tienes una tristeza, tómate una copita. Si no puedes dormir, tómate una pastilla. Siempre buscamos algo que nos ayude a estar menos mal o mejor y realmente no es tan necesario", añade. Limitantes de la Ley Federal del Trabajo Un indicio de la falta de atención al problema del consumo de drogas en el sector laboral es que el Instituto Mexicano del Seguro Social no cuenta con estadísticas sobre este tema. Esto se debe a ciertas limitaciones de la legislación laboral, estima Joel Ortega, coordinador de programas médicos en la División de Riesgos de Trabajo del IMSS.Según el artículo 488 de la Ley Federal del Trabajo, cuando un trabajador se encuentra drogado y tiene un accidente no se considera como un accidente de trabajo, por lo que los trabajadores tienden a ocultar su problema de adicciones, explica Ortega.Además, el trabajador es propenso a esconder su enfermedad por temor al descrédito social y al despido. "Muchas empresas, al darse cuenta de que el trabajador está utilizando algún tipo de sustancia adictiva, simplemente lo liquida y busca a un trabajador que no tiene ese problema para evitarse problemas", afirma el funcionario.Aunque no existen estadísticas específicas por sector de actividad, es posible identificar algunos sectores más proclives a este fenómeno. En actividades que implican jornadas prolongadas o agobiantes, como las que tienen los camioneros, los choferes de transporte público, los pilotos o azafatas, se puede llegar a abusar de pastillas o metanfetaminas.En los sectores donde hay disponibilidad de sustancias y jornadas pesadas, también existen más riesgos de adicciones. En el sector salud, residentes y médicos pueden tener acceso y abusar de ciertas sustancias legales. En la industria del turismo prevalece el uso de cocaína. Y en industrias en las que se usan desengrasantes, aceites y lubricantes, pueden darse adicciones a thinner y otros disolventes.Finalmente, Joel Ortega señala que los trabajadores que experimentan un nivel de estrés muy importante podrían presentar altos niveles de adicción: policías, custodios, militares, marinos, trabajadores petroleros en plataformas, paracaidistas, buzos profesionales, entre otros.Frente a esta realidad, hasta ahora el IMSS no tiene programas específicos para prevenir y detectar adicciones en las empresas. Ortega explica que en algunas grandes empresas el organismo ha hecho campañas de prevención en salud con su capítulo de adicciones, pero admite la falta de programas en este ámbito.Si bien considera que las adicciones son un problema urgente, reconoce que hay otras prioridades en la política gubernamental de salud, y se invierte más en cosas más urgentes, como pueden ser cirugías, abasto de medicamentos y construcción de hospitales."Sin embargo, a más largo plazo siempre va a ser mucho más barato prevenir una adicción que tratarla", recalca el funcionario, "imagínese todo lo que se podrían ahorrar las instituciones de seguridad social si se previnieran todos estos accidentes (relacionados con adicciones). Imagínese lo que representan todas esas defunciones y esa tasa en pensiones". Algunos esfuerzos por parte de empresas y sindicatos "Las instituciones públicas no están preparadas para atender el tema de drogadicción". Así de categórico es el director de recursos humanos de una empresa mexicana transnacional que acudió al IMSS y al Consejo Nacional de Adicciones en busca de apoyo, y que no obtuvo respuesta.Para exportar sus productos a Estados Unidos, la empresa tiene que cumplir con una serie de normas impuestas por el país vecino, una de las cuales consiste en que la gente que tiene contacto con el producto exportado no sea adicta a ninguna droga. Por lo tanto, la empresa implementó una política de no consumo de drogas que los empleados deben firmar para entrar a trabajar y desde 1999 les aplica exámenes antidoping de manera aleatoria."En 2006, el incremento ha sido espectacular. En 2005, tuvimos 25 casos positivos. En 2006, se nos triplicó", explica el directivo que pide no identificar a su empresa, "no puedes estar aplicando exámenes y a los que salen positivos, los corres. Es una actitud mezquina".Por esa razón, la empresa buscó soluciones. Se asesoró con una consultoría especializada en adicciones y, en diciembre pasado, creó un programa en tres etapas. La primera es de prevención, mediante campañas enfocadas a toda la familia. El segundo paso consiste en la atención a crisis, con la implementación de un call center donde los empleados pueden llamar para pedir ayuda psicológica en caso de conflicto con un jefe, de acoso o de adicción. En un tercer momento, los empleados que reconozcan una adicción tendrán la posibilidad de pedir un permiso de dos semanas sin goce de sueldo para atender un programa de tratamiento, cuyo costo será cubierto en parte por la empresa.Los dos primeros pasos del programa tendrán un costo de 11 millones de pesos, además de 35 mil pesos por cada empleado tratado. Hasta ahora, cuatro empleados han entrado a tratamiento.Como ésta, son cada vez más las empresas preocupadas por el tema del consumo de drogas y adicciones; es por eso que la CTM decidió proponerle al IMSS desarrollar un Programa de Manejo y Prevención Integral de las Adicciones IMSS-CTM.Según Neftali Ortiz, coordinador general de la Secretaría de Bienestar Social y Ecología de la CTM, el programa debería iniciar con un plan piloto en 500 empresas para detectar adicciones y canalizar a las personas afectadas hacia programas de tratamiento y rehabilitación del IMSS.Desde hace tres años la CTM implementó un programa sin el IMSS en varias empresas, como Ford Motor Company y Bimbo.Es gracias a este programa que Mauricio, el ex-trabajador de la Ford, encontró ayuda.Armando Ramírez Félix, quien logró superar un problema de adicción al alcohol, es el encargado del programa por parte del sindicato en la planta de Cuautitlán Izcalli. Hace dos meses, recibió la visita del padre de Mauricio, quien buscaba un centro de tratamiento donde internar a su hijo por cuarta vez. Ramírez Félix buscó a Mauricio, quien acababa de ser despedido, y le ofreció escucharlo, además de ayudarlo a conseguir un empleo en una proveedora de Ford."Nunca expresaba lo que sentía", cuenta Mauricio, "hasta que Armando me mandó llamar y ya nos pusimos a platicar. Yo me confesé con él, como quien dice. Y solamente así he podido tranquilizar mi enfermedad"."Hasta la fecha, no me he drogado", concluye con una sonrisa.

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